Altair en el Águila
Ésta es la última entrega sobre este popular asterismo estival. En el tercer vértice está localizada la estrella Altair, cuyo nombre en árabe significa “la voladora”. Se localiza a unos 16 años luz de nosotros. Debido a la gran velocidad de rotación, al grado que se “aplasta”, la estrella es elongada en el ecuador.
Las tres de las estrellas del Triángulo de Verano son blancas y más calientes que el Sol. Altair es la más fría de las tres con una temperatura de 7,550 grados Kelvin, mientras que Vega tiene 9,500 y Deneb 8,400. Altair es también la menos luminosa, es sólo 10.6 veces más brillante que el Sol, Vega 36 veces y Deneb ¡más de 54,000!
Altair pertenece a la constelación del Águila. Como en otros casos, hay varias leyendas. Una de ellas menciona que el ave puede ser Zeus quien se convirtió en águila para raptar a Ganímedes, un hermoso príncipe troyano, y volverlo copero de los dioses, una variante es que se trata del águila que fue enviada por Zeus para la misma misión. Debido a que ya había divinidades encargadas de esta tarea, la presencia de Ganímedes despertó envidias olímpicas, por lo que, para protegerlo de otros dioses, Zeus colocó al troyano en el cielo. Existe otra leyenda que involucra al titán Prometeo, quien fue castigado por los dioses por dar el fuego a los hombres. El águila sería el ave que día con día devoraba las entrañas de Prometeo y que fue colocada en el cielo por Zeus luego de que Herácles le diera muerte con una flecha.
a variedad de objetos celestes en dirección del Águila también es grande. En la región podemos localizar varios cúmulos estelares abiertos, así como a las nebulosas oscuras Barnard 142 y 143 y nebulosas planetarias como NGC6751, popularmente conocida como la Nebulosa del Ojo Brillante.
Ya sabemos que las nebulosas planetarias están asociadas con las etapas finales de la vida de las estrellas con masas similares a la del Sol. En el caso de las nebulosas oscuras mencionadas no son huecos en el cielo, sino nubes de polvo interestelar, con tal densidad que no dejan pasar la luz de las estrellas detrás de ellas. Es posible observarlas con unos binoculares o un telescopio modesto, desde algún lugar con cielos oscuros.
Como ya hemos comentado en las dos entregas anteriores, si bien los cielos de verano no son los mejores del año para la observación celeste en el centro de nuestro país, debido a las lluvias, vale la pena buscar algunos huecos entre las nubes para intentar identificar algunos objetos de verano, al menos a las tres estrellas de esta geométrica figura celeste.