Observación de aves

Desde tiempos antiguos los mexicanos hemos estado en estrecha interacción con nuestro entorno natural de distintas maneras, las aves como elemento carismático de la fauna no ha sido la excepción, basta con mirar nuestra bandera y reconocer que el ave que se encuentra devorando a la serpiente es una Águila Real, también conocida como Aquila chrysaetos. Esto es nada más y nada menos que el símbolo principal de nuestra identidad nacional.

Diversas culturas prehispánicas usaron durante décadas, coloridas plumas de aves en la  confección de elementos ornamentales para la vestimenta de los nobles; existen vestigios arqueológicos en el centro de México que indican que el cuidado y crianza de especies como las Guacamayas (Ara Macao, Ara Militaris) era una práctica común; ellos mantenían con vida a las aves y aprovechaban las plumas conforme estas se iban renovando.

En tiempos modernos, una relativa variación de estas actividades sería la creación de “pinturas” mediante la cuidadosa aplicación de pequeñas plumas multicolor que dan lugar a patrones y formas, creando hermosas obras. Este tipo de arte se encuentra en franca extinción.

Otra expresión de este afecto por los animales alados se hace evidente en la recurrente oferta y demanda, de aves vivas para ser utilizadas como mascotas, principalmente mantenidas en cautiverio por su belleza estética y melódica. Si bien esto cada vez es menos popular e incluso tener ciertas especies como mascota es un delito, es innegable que a través de la historia los mexicanos siempre hemos gustado de alguna forma u otra de las aves.

Actualmente existe una actividad al aire libre que consiste en observar aves en su entorno natural. Los observadores de aves se distinguen por llevar siempre consigo binoculares y telescopios de alta calidad como los Celestron Outland Serie X 10×42 y el Teleobjetivo C70 Mini Mak, pequeñas libretas donde llevan un registro de sus hallazgos y mochilas donde llevan lo esencial para sus expediciones en el campo. A pesar de ser una actividad poco conocida en el país la cantidad de nuevos clubes de observadores de aves que se crean cada año es impresionante.

Los grupos de observadores de aves suelen andar por los senderos en grupos pequeños, así se evita molestar a la fauna silvestre y se incrementan las posibilidades de avistamiento de especies más tímidas. Otra práctica común -además de guardar silencio, es evitar señalar hacia adonde se encuentra el ave, esto es así para evitar asustarla y favorecer que todos los miembros del grupo puedan contemplar o fotografiar a el ave.

Al igual que otras actividades que involucran un acercamiento con la naturaleza, la observación de aves aporta beneficios terapéuticos a nuestra salud contribuyendo a la regulación del ritmo cardiaco, favoreciendo la generación de químicos corporales benéficos, disminuyendo nuestros niveles de estrés, y en general proporcionándonos una sensación de bienestar. Para conocer más al respecto te recomendamos la lectura de este artículo en Inglés de CNN: Birdwatching for peace of mind and better health.

Una interesante variante de la observación de aves es en sí mismo la fotografía de aves. Para algunos expertos en este campo, la fotografía ha venido a sustituir a la caza y hoy en día son decenas de miles de observadores de aves que combinan la observación de aves con la fotografía.

En el siguiente artículo compartiremos contigo acerca de los clubes para observación de aves y cómo integrarte a uno de ellos. Así mismo platicaremos con mayor detalle acerca de cuántas especies de aves hay en México y su clasificación.

El autor es fundador de el club de observadores de aves Guanajuato Birders (Red de Observadores de Aves de Guanajuato), fundador de la operadora turística de viajes de aventura Guanajuato Birding Adventures y orgulloso embajador de Celestron en el bajío Mexicano.